30 de marzo de 2010

Letra muerta

Letra muerta, de Juan José Millás.

Un resentido funcionario ministerial es captado por una organización terrorista para, convertido en lego de una orden religiosa, utilizar el enorme poder de ésta o socavarla. Pero con el tiempo la organización suspende sus contactos con él, quien, adaptado a lo hábitos del convento, describe para sí aquel abandono, esta acomodación y su descubrimiento último: la organización no era sino un grupo de la propia Iglesia dedicado a conquistar para su provecho a los resentidos sociales.

    Con su impronta del psicoanálisis hace de sus personajes seres extraños y realiza una profunda caricatura “real” de las comunidades masculinas de religiosos (traspasable a una femenina), donde podemos sacar lecturas diversas entre ellas que es una organización (como toda organización extrema) que se compone de individuos inadaptados arrancados a la sociedad.

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