23 de enero de 2013

El retrato de Dorian Gray

El retrato de Dorian Gray


Piedra de escándalo para la mojigata sociedad victoriana cuando fue publicada originalmente en el Lippincotts Monthly Magazine en junio de 1890, El retrato de Dorian Gray, que adoptaría su forma definitiva como libro año año siguiente, narra la fábula, de raíz fáustica, del individuo que explora en los rincones más oscuros de la existencia con aparente inmunidad, protegido por un retrato que va asumiendo su degradación física y moral. Articulada en torno a la dialéctica entre ser y apariencia, realidad e imagen, vida y arte, Oscar Wilde (1854-1900) plasmó en ella la novela esteticista por excelencia.






Oscar Wilde

Oscar Wilde (Dublín, 1854 – París, 1900), estudió en el Trinity College de Dublín y, posteriormente en Oxford, donde permaneció hasta 1878. Allí recibió el Premio Newdigate de poesía. Combinó sus estudios universitarios con viajes a Italia y Grecia, al tiempo que publicaba en varios periódicos y revistas sus primeros poemas.

En 1884 contrajo matrimonio con Constance Lloyd, que le dio dos hijos. El éxito de Wilde se basaba en el ingenio punzante y epigramático que derrochaba en sus obras, dedicadas casi siempre a fustigar las hipocresías de sus contemporáneos. Asimismo, se reeditó en libro una novela publicada anteriormente en forma de fascículos, El retrato de Dorian Gray, cuya autoría le reportó feroces críticas desde sectores puritanos y conservadores.

Su popularidad como dramaturgo se acrecentó como obras como Salomé o La importancia de llamarse Ernesto, obras de diálogos vivos y cargados de ironía. Su éxito se vio truncado en 1895, cuando el Marqués de Queenberry inició una campaña de difamación en periódicos y revistas acusándolo de homosexual. Wilde intentó defenderse sin éxito, pues las pruebas presentadas por Queenberry daban evidencia de hechos que podían ser juzgados a la luz de la Criminal Amendement Act. El 27 de mayo fue condenado a dos años de prisión y trabajos forzados, a pesar de numerosas peticiones de clemencia de importantes círculos literarios europeos. La sentencia supuso la pérdida de todo aquello que había conseguido durante sus años de gloria.

Tras recobrar la libertad, cambió de nombre (Sebastian Melmoth), emigrando a París, donde permaneció hasta su muerte. Sus últimos años de vida se caracterizaron por su fragilidad económica, sus quebrantos de salud, los problemas derivados de su afición a la bebida y un acercamiento de última hora al catolicismo. Sólo póstumamente sus obras volvieron a representarse y editarse.





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